Matatart es un proyecto dirigido por un arquitecto italiano de 30 años, un cooperante también italiano y una joven ugandesa. Su objetivo es que los niños que han sido abandonados o viven en la calle en Kampala (Uganda) se interesen por la cultura.
El nombre de Matatart viene del matatu, y son las furgonetas que funcionan como taxis. La organización ha comprado un viejo matatu en Japón y lo han convertido en un pequeño centro cultural que se desplaza por los suburbios de la capital ugandesa.
Uno de los objetivos del proyecto es ayudar a los niños a desarrollar la creatividad y la cultura artística. En el refugio de Kawempe se pueden observar las creaciones de los críos.